martes, 6 de septiembre de 2016

Liberalismo y feminismo.

Pocas son las voces en el mundo liberal que se alzan de forma abierta en defensa del feminismo. De hecho, la palabra ‘feminismo’ en sí es un término más del que la izquierda se ha adueñado, una causa más que ha hecho suya.
A lo largo del siguiente artículo explicaremos de forma breve porque la izquierda no tiene ninguna legitimidad moral para hacer suyo este movimiento; y previamente procederemos a explicar porque el feminismo y el liberalismo son movimientos complementarios, interseccionales.
En primer lugar, creo que es necesario recalcar que es el feminismo, ya que mucha gente (de todos los colores políticos) tiende a confundirlo y a tergiversar su significado. El feminismo no es ni más ni menos que “
The advocacy of women’s rights on the ground of the equality of the sexes.”[1] (Oxford, s.f.; Oxford, s.f.).
Sin embargo reducir un movimiento tan complejo a una mera definición sería pecar de simplismo. Otras definiciones aceptables, serían las siguientes:

-Serie de ideas y creencias sobre lo que la cultura significa para las mujeres por el hecho de ser mujeres, comparado con lo que significa para los hombres por le hecho de ser hombres. La asunción en el feminismo es que las mujeres no son tratadas con equidad, lo cual las sitúa en una situación de desventaja.
En términos éticos esta forma, o aspecto es descriptiva.

-También incluye las ideas y creencias sobre como la cultura puede y debe ser diferente. En términos éticos, esta forma o aspecto es prescriptiva.

-El feminismo también se refiere a un movimiento –una colección de grupos independientes conectados o individuales; agrupados en acciones organizadas, incluyendo cambios en el comportamiento de los miembros del movimiento y la persuasión para aquellos ajenos al mismo; para así poder realizar un cambio.

En definitiva, el feminismo describe una cultura en la que la mujer por el simple hecho de serlo es tratada de forma diferente, y en esa diferencia de trato la mujer se encuentra en desventaja. Por tanto, y para que esta situación pueda experimentar un cambio es necesario mirar el mundo de forma diferente, y encaminarse hacia unos valores alejados de tal concepción. El feminismo consiste en activismo, en realizar un cambio social.
Si bien es cierto que del feminismo derivan muchas corrientes (que no analizaremos aquí, puesto que la intención no es explicar todas y cada una de las mismas), cada una de ellas desarrolla sus propios métodos de acción, aunque todas acaben teniendo en común el mismo fin: la equidad de ambos sexos.

El feminismo y el liberalismo no es que sean compatibles o complementarios, es que deben ir de la mano.
Como bien indica el Profesor Rallo en su libro ‘Contra la Renta básica’, el feminismo reivindica una liberación institucional de la mujer. El feminismo defiende la igualdad moral de las personas y su consecuente igualdad ante la ley, principio también defendido desde la óptica liberal.
Los entornos institucionales que les sustraen libertades a la mujer para concedérselas al hombre, son marcos jurídicos antiliberal
“Liberalismo y feminismo intersecciones, no porque el liberalismo le otorgue una especial consideración a la mujer, qua mujer, sino porque se la otorga en tanto ser humano libre’ (Rallo).
Por tanto desde el feminismo libertario se pretenden conseguir los objetivos ya mencionados. Es evidente que por el simple hecho de que el Estado apruebe o derogue leyes en pos de la igualdad de género; esta no se va a producir de forma automática. Ello es debido a que el cambio social y cultural que reclama el feminismo ha de nacer de lo más profundo de la consciencia del ser humano y ello solo se consigue mediante la educación y la divulgación desde la sociedad civil. La solución no pasa por poner la maquinaria legislativa en marcha e imponer los valores feministas puesto que bajo coacción no se consiguen resultados opimos.

Por otro lado, la izquierda se ha adueñado del movimiento feminista. Es curioso que  se alcen como adalides de la defensa de las mujeres y que a lo largo de la historia a través de sus actos hayan demostrado lo contrario.
Si retrocedemos hasta la gran aclamada y mitificada segunda república española, nos encontramos con un PSOE que se negaba a que las mujeres pudieran votar. La razón era sencilla: evitar que votaran a partidos de la derecha. Así pues, presuponían que la mujer era un ser que carecía de pensamiento propio y que se dejaría influenciar por su párroco (presuponiendo así también que estos las influenciarían para votar a la temida derecha). Una prueba más de la tolerancia socialista. Como no, años después la izquierda se adueña de la figura de Clara Campoamor, la cual se definía a si misma como liberal.
Si seguimos retrocediendo en el tiempo, podemos ver más acciones contrarias a la emancipación y al empoderamiento femenino por parte de la izquierda, esta vez en la URSS. Pero para ello primero debemos hablar de la relación existente entre Marxismo y feminismo. Según muchos defensores del marxismo, la opresión se debe combatir de forma generalizada, debe ser una lucha contra el modelo económico y político, sin tener en cuenta las particularidades de la opresión. Afirman pues que es el sistema capitalista el perfecto cónyuge para el machismo puesto que en su seno se desarrollan las condiciones idóneas para perpetuar la cultura heteropatriarcal.
Es curiosa tal afirmación puesto que en la URSS, ocurría lo siguiente:
“Los planificadores estatales reorganizaron de forma burocrática la división del trabajo por sexos en diferentes sectores de la actividad, siguiendo normas que fueron fijadas con antelación. Los grupos de trabajo femeninos inspeccionaron las fabricas para decidir que trabajo podía ser asignado a la mujer. Ciertas profesiones, ciertos trabajos, incluso sectores económicos por completo, se convirtieron en dominios que en gran parte se reservaron para mujeres. El establecimiento de esta segregación sexual del trabajo fue organizada y planeada por el Estado.” (Mespoulet, 2010)
De acuerdo con el articulo citado previamente, la familia se presentaba como una unidad que era esencial para la construcción del socialismo, y se caracterizaba por un matrimonio estable, un alto índice de fertilidad y un reforzamiento de la autoridad parental. Además se prohibió el aborto y se pusieron trabas al divorcio.

Si bien después de la segunda guerra mundial, las cosas cambiaron y la mujer pudo pasar a ocupar otros puestos de trabajo, esto no fue consecuencia de un cambio de mentalidad por parte de los dirigentes soviéticos; sino una necesidad de mano de obra de los mismos. Aún así, la mujer siguió encontrándose en desventaja con respecto al hombre. Es curioso que sean los defensores del socialismo los que se adjudiquen el movimiento feminista para si, y que  culpen de la brecha salarial y de la desigualdad laboral al libre mercado y a la división del trabajo y que tal situaciones también se dieran en una economía totalmente planificada.
Culpar de tal situación al momento histórico, extendiendo tal situación al resto de países sería una situación fácil. No obstante, nos encontramos con que en Gran Bretaña a principios del siglo XX el 70,8% de las mujeres solteras, entre 20 y 45 años, tenían un trabajo remunerado. También se observó en en 1850 como la carrera hacia el matrimonio registraba un cierto retroceso tanto como proyecto de vida, como opción económica. (Historiasiglo20, s.f.).
En Estados Unidos, en 1920 se aprobó la enmienda número 19 a la Constitución, en la cual se garantizaba el derecho a voto para la mujer. Además, con la incorporación de la mujer al mundo laboral (sí, dentro del sistema capitalista) comenzó una paulatina desvinculación con respecto a su rol entendido como cuidadora del hogar, lo cual le proporcionó más autonomía.

Así pues y a modo de conclusión me gustaría sintetizar tres ideas básicas:

1-El feminismo busca la equidad, no la superioridad de un sexo sobre el otro. Y sí, es completamente necesario para poder vivir en una sociedad completamente libre.

2- El feminismo ha de persuadir y divulgarse a través de la sociedad civil; y no a través de la imposición mediante legislación.

3- El feminismo no es necesariamente un movimiento de izquierdas. Es otro término más secuestrado por la izquierda.

PD: No se ha de confundir feminismo libertario ( o feminismo individualista ) con feminismo liberal. Es un matiz conceptual que encuentra su origen en la concepción de liberalismo/libertarismo que se da en Estados Unidos. Para más información: http://politics.stackexchange.com/questions/353/what-is-the-difference-between-liberalism-and-libertarianism




Works Cited

Mespoulet, M. (2010, July). Women in Society society. Cahiers du CEFRES. N° 30, Le communisme à partir des sociétés = Communism from the viewpoint of societies. CEFRES USR 3138 CNRS-MAEE.
Oxford, D. (n.d.). Oxford Dictionary. Retrieved from Feminism.
Rallo, J. R. (n.d.). Contra la Renta Básica. In J. R. Rallo, Contra la Renta Básica.



[1] La abogacía por los derechos de las mujeres en el terreno de la equidad de sexos.